Historia

Los orígenes de Fuengirola se remontan a civilizaciones mediterráneas como la fenicia y romana, que se establecieron en las faldas del cerro donde hoy se yergue el Castillo árabe "Sohail".

En esta sección encontrarás amplia información acerca de nuestra historia, de la mano de D. Cristóbal Vega Vega, cronista oficial de Fuengirola.

Antecedentes Históricos

En el actual término municipal de Fuengirola perduran, todavía, vestigios de antiguas civilizaciones.

Las faldas del cerro donde se alza el Castillo árabe, custodian los restos de un poblamiento íbero-púnico, en su origen, y romano posteriormente. Se trata de la ciudad de SUEL, nombrada por Mela, Plinio y Ptolomeo. El "Itinerario" de Antonino la ubicaba en el camino de MALACA a GADES, a occidente de la primera.

La identificación de SUEL con Fuengirola se debe al licenciado rondeño M. Fariñas del Corral al hacer, en 1663, el cómputo de las XXI millas con que los "Itinerarios" la distanciaban de Málaga. Aunque oficialmente no se ha efectuado una excavación completa, no obstante han aparecido algunas piezas de considerable valor arqueológico en las cercanías del Castillo. Quizás la de mayor interés sea, hasta el momento, el pedestal de una estatua con una inscripción, publicada por Bernardo Alderete en 1606, cuyo texto menciona a SUEL como Municipio romano. Otro documento epigráfico, procedente de la misma zona, es un "ARA" funeraria, cuya leyenda contiene el gentilicio "SUELITANA".

Entre los vestigios arqueológicos, que confirman la huella de un poblamiento romano en el litoral fuengiroleño, destacan los restos de las "Termas" de Torreblanca y la "Villa" romana de la "Finca del Secretario" (de donde procede la "Venus" de Fuengirola). Los restos de pilas salsáreas que afloran por todos los lugares arqueológicos mencionados, confirman la dedicación de esta población a la industria pesquera.

Según apuntan algunos historiadores, la ciudad de SUEL dejó de mencionarse en los albores del Medievo. Como posibles causas de este declive se indican: la destrucción por un maremoto; la emigración de sus vecinos a Mijas, al reaparecer el bandidaje en el mar; o la caída bajo la horda visigoda.

Tras un lapso, desprovisto de información, este paraje cambió de nombre, apareciendo la alteración del topónimo "SUEL" por el de SUHAYL. Así se denominó durante la dominación árabe el Castillo, el río y la zona adyacente. En el período musulmán, poseía SUHAYL un término bastante extenso, bien cultivado y animado por muchas haciendas y villarejos. La mayor parte del distrito se utilizaba como pastizal para los camellos reales. También era abundante la pesca en este litoral.

Varios autores mencionan a SUHAYL como "iqlin", "distrito" o "alfoz". Temboury cita a SUHAYL como una culta y pulcra villa que acunó a ilustres escritores. El más conocido es el poeta AS-SUHAYLÍ, quien dedicó algunos versos a su patria chica, expresando en ellos su consternación, al contemplar la destrucción del lugar donde había nacido. La población fue incendiada y su vecindario huyó a Mijas. Con tan calamitosa situación, SUHAYL quedó reducida a un mísero caserío. Fue por entonces cuando sufrió un cambio en su denominación, reemplazada por la romanización de Font-jirola; según Alonso de Palencia, por la fuente que brotaba al pie del Castillo. Al ser conquistada por las tropas castellanas (en 1485), sólo existía la fortaleza. En 1502 hubo un intento de repoblar la zona con 30 vecinos, pero la amenaza norteafricana y otros factores explican el fracaso de esta repoblación (como la política de ahorro, la escasez de tierras cercanas a Fuengirola, etc.).

En 1511, aparece el lugar como despoblado, quedando reducido a un recinto defensivo y de vigilancia costera. Este despoblamiento motivó que las tierras reservadas para Fuengirola, en los "Repartimientos" de Mijas, pasaran a depender de este último municipio.

Durante un largo período de tiempo, el único lugar habitado fue el Castillo, en el que existía un destacamento militar, que asumía la vigilancia costera.

Nuevo núcleo de población: La Venta

Un nuevo núcleo de población surgió al disminuir, en el S.XVII, la amenaza de turcos y berberiscos. Pero ya no se asentaron en el mismo lugar donde lo hicieron fenicios, romanos y árabes, sino al otro lado del río, donde surgió una venta o posada cercana a la playa (S. XVIII), la cual sirvió de hospedaje a transeúntes, arrieros y gentes de mar. Junto a la mencionada "Venta" comenzaron a levantarse algunas chozas, formándose pronto un pequeño poblado.

Los vecinos de la "Venta" de Fuengirola remitieron, en mayo de 1822, un escrito a la Diputación Provincial exponiendo sus deseos de que se estableciese, en esta población, un Ayuntamiento Constitucional; fundamentándose en que contaba con mil habitantes que, según la Constitución, era número suficiente para ello. El padrón que se hizo, en esta fecha, a petición de la Corporación mijeña, daba la siguiente composición:

  • De la Venta llamada de Fuengirola: 321
  • Castillo de su nombre: 20
  • Casa Almacén: 43
  • Boliche: 25
  • Total: 409 almas
  • Las razones dadas por el Ayuntamiento de Mijas fueron contundentes y por lo tanto, en esta ocasión, fue rechazada la petición de los habitantes de Fuengirola.

Emancipación de Fuengirola

El Ayuntamiento de Fuengirola, desde un principio, se consideró perdedor con respecto al término municipal que le había sido concedido, y no cejaría en su intento de tratar de ampliarlo en los años: 1854-1867-1873-1875-1924 y 1926. Sin embargo esta pretensión no se llegó a conseguir.

En febrero de 1841, D. Nicolás Cotrina, hacendado de Mijas, se reunió con un grupo de vecinos de Fuengirola para solicitar, nuevamente, la separación de esta población de la Villa de Mijas.

El 30 de mayo de 1841, se llevó a efecto la emancipación de Fuengirola del Municipio de Mijas, siendo nombrado alcalde D. Antonio García Cortés.

Los comienzos del turismo en Fuengirola

Ante la crisis general, en que se vio inmersa la provincia de Málaga, en el último tercio del S. XIX (filoxera y descapitalización), se alzaron voces para convertir a Málaga en población turística.

Fuengirola se hallaba también afectada por la plaga de la filoxera, ya que la mayor parte de sus campos estaban sembrados de viñas.

Las comunicaciones de este pueblo con la capital eran malas, efectuándose los viajes en carros o a lomos de bestias. Con la llegada del ferrocarril, en mayo de 1916, se abrió una nueva era de prosperidad para este pueblo.

Fuengirola era visitada, por estas fechas, por algunos "forasteros", sobre todo en verano. En algunas revistas de la época se resaltaba el clima, la hospitalidad y la atención que se les dispensaba a los visitantes que llegaban a Fuengirola. Ejemplo de ello es la reseña que recogía el semanario malagueño "La Provincia", en 1935, que indicaba como se iba confirmando este pueblo como estación veraniega, augurándole un porvenir halagüeño.

La traída de agua potable a Fuengirola (mayo de 1936) supuso un nuevo reclamo para la atracción de "forasteros". Pero la guerra civil frenó, momentáneamente, la llegada de "veraneantes".

Si bien algunas familias cordobesas tenían la costumbre de pasar el verano en nuestro pueblo (antes de la guerra civil), fue en la década de los cuarenta cuando se produce una gran afluencia de cordobeses, en tiempo estival. Fue época de racionamiento y el Ayuntamiento fuengiroleño conseguía partidas extras de alimentos para los "veraneantes". Este buen trato hizo aumentar el número de visitantes.

Al inicio de la década de los cincuenta se comenzó la construcción de algunos pequeños hoteles. Más tarde se instaló un "camping" en la zona de los eucaliptos (zona donde se hallan los multicines, el zoo y el parque del Sol). También fue sustituido el antiguo tren por un automotor ("la cochinita"). Al mismo tiempo, se preparaba la construcción del alcantarillado y se iniciaba el asfaltado de las calles. A finales de los años cincuenta Fuengirola se preocupaba de convertirse, abrumada por la afluencia de turistas, en un rincón confortable para recibir a españoles y extranjeros.

Estos textos corresponden al libro "FUENGIROLA AYER".

Autor: Cristóbal Vega Vega

La economía fuengiroleña anterior a la llegada del turismo

En el año de su emancipación (1841), las ocupaciones del vecindario eran, principalmente, la pesca, la arriería, la agricultura y el comercio que ofrecían los barcos que fondeaban en esta bahía.

La pesca era abundante en todo el litoral; sin embargo hay constancia de años de escasez de pescado en esta costa; por este motivo disminuyó la población en los años 1845 y 1857. Durante el primer tercio del S.XX se instalaron en este pueblo algunas fábricas de hilados de cáñamo (atarazanas) y otras de salazón de pescado. Al inicio de la década de los años treinta, los pescadores fuengiroleños tuvieron que soportar otra crisis originada, esta vez, por las nuevas artes de pesca: "bacas", "traíñas", "bou" y "luz". En la década de los cuarenta, seguían utilizando artes de pesca antiquísimas (jábega y sardinal), careciendo de embarcaciones de motor, por lo que no podían competir con otras más modernas. Ante esta situación tan precaria, se veían en la necesidad de enrolarse en las "almadrabas" de Barbate o de Tarifa. En época invernal la situación era desastrosa.

Junto a la pesca, la agricultura jugó un papel importante en la economía local antes de la llegada del turismo a Fuengirola. Según D. Matías Sáenz de Tejada, hasta la fecha de su emancipación (1841), Fuengirola había sido un pueblo pesquero. El campo estaba inculto, salpicado de algunos higuerales, olivos y algarrobos. Los cereales y legumbres se cultivaban en las vegas y zonas de regadío; el resto se destinaba al pastoreo y a la explotación de la leña que consumía el vecindario.

A mediados del S. XIX, comenzaron a llegar a Fuengirola numerosas familias procedentes de los pueblos de la zona oriental de la provincia de Málaga y que se conocían como "los veleños", en su mayoría viñeros. Esta época se caracterizó por el gran incremento del comercio de la pasa. Las cepas invadieron nuevos núcleos de la costa de Poniente. Los campos de Mijas y Fuengirola no fueron una excepción y pronto se vieron sembrados de viñas. La vid comenzó a ser el eje de la economía fuengiroleña. Con la viña se inició la industria carpintera (envases para las pasas). Igualmente se habilitó esta bahía como puerto para la exportación de los frutos. Fuengirola llegó a tener, en 1857, el 81,2% de la superficie total cultivada dedicada a viñedos.

La plaga de la filoxera (declarada oficialmente en Málaga en 1878) trajo graves consecuencias para el cultivo de la vid. Durante la primera década del S. XX, se replantaron nuevas viñas con un tipo de vid americana (riparia) que dieron buen resultado.

En el transcurso de la II República española proliferaron los conflictos laborales entre jornaleros y terratenientes. Estas disputas trajeron, en consecuencia, la casi total desaparición de las viñas en nuestro entorno. Los años de la posguerra originaron el cierre de los mercados de la pasa. Fue una etapa muy dura para la población.

En la década de los cincuenta, la agricultura fue uno de los pilares básicos de la economía fuengiroleña, apareciendo en su término la caña de azúcar. Los años sesenta supondrían el final de la agricultura para este pueblo, que vería sembradas sus tierras, no ya de viñas u olivos, sino de grandes moles de cemento.

La década de los sesenta

La actual fase de desarrollo turístico se inició una vez restaurada la economía europea. Surgió la "civilización del ocio". Se pasó de un turismo clasista a otro de masas y popular. Será a partir de 1960 cuando el turismo irrumpe de una forma imprevista. Una de las regiones más favorecidas por esta avalancha de turistas fue Andalucía; y la principal área turística andaluza fue "la Costa del Sol".

En Fuengirola, el valor del suelo rústico era muy bajo. Se inició la compra de terrenos y comenzó la especulación. El nuevo sistema de ventas despertó gran interés en la localidad, comenzando a construirse urbanizaciones y hoteles (Mare Nostrum, La Concha, Somió, El Cid, Torreblanca...).

El fenómeno del turismo engendró una progresiva afluencia de inmigrantes, atraídos por la demanda de mano de obra, principalmente en la construcción y en la hostelería. Todo ello provocó un aumento de edificaciones de nuevos bloques de viviendas, originándose así nuevas barriadas. El ejemplo más típico podría ser "El Boquetillo", cuyos primeros edificios comenzaron a levantarse en 1964.Los terrenos cercanos al mar fueron adquiridos inmediatamente, debido al proyecto de construcción de un "Paseo Marítimo" (1966).

En 1968, Fuengirola era uno de los pueblos más codiciados por el turismo internacional pues, sin perder su sabor de pueblo antiguo, unía la amabilidad de sus gentes a unas realizaciones urbanísticas y hoteleras de primer orden, destacando su "Paseo Marítimo".

En torno al fenómeno turístico se ha desarrollado una gran cantidad de negocios; todos ellos vienen a constituir lo que se ha venido denominando "la nueva industria del turismo".

Autor: Cristóbal Vega Vega (Cronista oficial de la Villa de Fuengirola).

Bibliografía

FUENGIROLA AYER

Autor: Cristóbal Vega Vega
Contenido: Los temas que se tratan en este libro son los siguientes:

  • Síntesis histórica de Fuengirola.
  • La construcción en Fuengirola.
  • La plaza de la Constitución.
  • La Plaza de los Chinorros.
  • Las fuentes públicas.
  • La pesca en Fuengirola.
  • La agricultura en Fuengirola.
  • El ferrocarril Málaga-Fuengirola.
  • Caminos y transportes.
  • La Iglesia del Rosario.
  • El hospital municipal "María Auxiliadora".
  • Los comercios.

FERIA DE FUENGIROLA. "Raíces y tradiciones"

Autor: Cristóbal Vega Vega

  • Se trata de un libro monográfico sobre la historia de la Feria de Fuengirola.
  • Abarca desde finales del siglo XIX hasta el año 1960.

EVOLUCIÓN DE LA ENSEÑANZA EN FUENGIROLA (1841-2000)

Autor: Cristóbal Vega Vega

Nota: Aparte de los textos indicados, está ilustrado con más de 160 fotografías antiguas de Fuengirola.